El ser humano al nacer no tiene su sistema visual plenamente desarrollado. Por el contrario, es un sistema inmaduro que se irá desarrollando. El periodo de maduración visual en los niños comienza con el nacimiento y finaliza aproximadamente a los 7 años.

La primera exploración visual del niño es conveniente llevarla a cabo entre el año y los dos años de vida para poder detectar posibles anomalías oculares. Dicha exploración inicial corresponde tanto al neonatólogo pediatra como al oftalmólogo.

Una vez realizada la primera revisión ocular, es aconsejable, a pesar de que no haya patología ocular y sintomatología aparente, realizar controles anuales hasta los 7 o 8 años (periodo en el que finaliza el aprendizaje visual). Si se han observado anomalías precisará un seguimiento más continuado y específico.
A partir de los 9 años, aunque no haya patología ocular ni sintomatología evidente, debemos realizar controles oftalmológicos bianuales hasta la mayoría de edad, donde ya es posible analizar otras alternativas en caso de dependencia de corrección óptica.

Patologías o problemas visuales más comunes en los niños

Las principales patologías que se pueden destacar serían los defectos de refracción (hipermetropía, miopía o astigmatismo), anomalías estructurales oculares (coma congénito, catarata congénita y opacidades corneales) y el estrabismo.

Todas estas patologías van a generar en mayor o menor medida un retraso en la maduración visual y por tanto ambliopía, también conocida como ojo vago y que afecta al 4 por ciento de los niños en edad escolar.

Principales signos y síntomas para detectar una anomalía

Los principales signos y síntomas que nos deben llamar la atención son:

  • Una pupila de color blanco.
  • Tendencia a desviar o guiñar un ojo.
  • Inclinación de la cabeza para poder fijar la vista.
  • Molestia a la luz (fotofobia).
  • Dificultad para el cálculo de las distancias.
  • Incapacidad para leer la pizarra y bajo rendimiento escolar.
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