¡Hola a todos!
Hoy me vais a perdonar pero voy a tratar un tema de una forma un poco más seria de lo habitual. No por su gravedad, sino por la implicación que conlleva a nivel social y personal en las personas que la padecen. Estoy hablando de la sarna, una infestación parasitaria muy estigmatizada que conlleva muchas veces un gran malestar social y personal debido a las numerosas falacias que la rodean (como si el picor no fuera suficiente…).

Primero de todo, ¿qué es la sarna?

La sarna o escabiosis es una infestación producida por un ácaro microscópico llamado Sarcoptes scabiei var. hominis. Se trata de una enfermedad contagiosa frecuente y afecta a personas de cualquier edad, origen, condición social o hábitos higiénicos. Y esto es muy importante, si eres humano, tienes piel y contacto con otros humanos puedes padecer sarna. Desterremos ya las falsas ideas que ligan esta parasitación a pobreza, falta de higiene personal, nivel sociocultural bajo…

Por otra parte, la escabiosis puede ocasionar un problema de salud pública en ciertos contextos sociales que implican agrupaciones de personas (p.e. hospitales, residencias geriátricas o escuelas), donde la parasitación se puede extender a un mayor número de personas y favorecer la aparición de brotes epidémicos más o menos grandes. Por eso es importante consultar lo antes posible y cumplir a rajatabla el tratamiento y medidas prescritas por tu especialista.

Sigamos, ¿cuándo sospechar que se padece sarna?

El síntoma principal de la sarna es el picor intenso generalizado, que suele empeorar por la noche, impidiendo en muchos casos el descanso nocturno. Éste picor no se debe a las picaduras del ácaro, sino a la adquisición de una alergia a sus desechos y sus huevos. Precisamente por eso suelen pasar de 2 a 6 semanas entre que nos “infectamos” y aparecen los primeros síntomas. En caso de segundas parasitaciones (es decir, hemos padecido escabiosis, nos hemos curado, y al cabo de un tiempo volvemos a infestarnos) este lapsus de tiempo es mucho menor y el picor aparece de forma mucho más rápida.
Posteriormente al picor aparece una erupción cutánea papular y eritematosa que puede afectar a cualquier zona del cuerpo. Esto se debe a la misma reacción alérgica y debemos entender que la piel es un único órgano, por lo que, independientemente de dónde se encuentre el ácaro, podemos presentar lesiones a múltiples niveles.
Es frecuente observar también lesiones producidas por el rascado que, en ocasiones, se pueden sobreinfectar.
Si a todo esto sumamos otras personas del núcleo de convivientes o que puedan considerarse contactos estrechos padecen síntomas parecidos, entonces aumentan las sospechas.

Si sospechas que tienes escabiosis ¿cómo confirma el dermatólogo el diagnóstico?

El ácaro suele estar presente en unas zonas muy concretas, por lo que los dermatólogos, una vez sospechamos estamos ante un caso de escabiosis, buscamos signos específicos en estas zonas. Verás que prestamos especial atención los espacios interdigitales, muñecas, antebrazos, codos, los pliegues (axilares, submamario e interglúteo), abdomen, muslos y pies. En estas localizaciones buscamos la presencia de surcos acarinos, que no son más que túneles diminutos que representan el camino que ha excavado el ácaro por debajo de la piel. Éstos indican parasitación activa.
Además, en la zona genital y axilas pueden aparecer los nódulos escabióticos que pueden verse incluso pasada la infección. Consisten en pápulas o pequeños nódulos muy pruriginosos, secundarios a una reacción inflamatoria localizada frene al parásito.

Te preguntarás, ¿cómo se transmite?
Pues la transmisión de la sarna es por contacto directo y prolongado con la piel de una persona infestada. Un contacto físico breve como un apretón de manos o un abrazo no supone una fuente de contagio habitual. Se transmite fácilmente entre los convivientes familiares y a las parejas, así como amigos íntimos en función del contacto que se tenga con ellos.
La sarna también se puede transmitir de manera indirecta mediante objetos, como las prendas de vestir, ropa de cama o las toallas contaminadas recientemente, ya que los ácaros pueden sobrevivir fuera del cuerpo humano entre 2 y 4 días.
Como ya he dicho, los síntomas suelen aparecer entre 2 y 6 semanas después del contacto en caso de primeras parasitaciones (hay que dar tiempo a que se genere la reacción alérgica de la que hablamos antes). Este “periodo ventana” ocasiona que una persona infestada sea una fuente potencial de contagio para otros individuos, incluso en ausencia de síntomas. La ropa que ha estado en contacto con la persona afectada también es potencialmente contagiosa hasta que haya sido tratada o hayan pasado 7 días después de su último uso.
Y ya, por último, hay que saber que los animales no propagan la sarna humana, ni un animal con sarna puede transmitirla a una persona, dado que se trata de variantes de ácaro diferentes.

Ahora que ya sabemos que es la sarna, hemos desmitificado un poco sus estigmas y sabemos reconocerla, ¿cómo la tratamos?

Primer apunte importante, el tratamiento de la sarna lo tienen que realizar tanto el paciente como todos sus contactos estrechos, aunque no presenten síntomas. Estos contactos incluyen a los convivientes, contactos sexuales y, en especial, a toda persona que haya tenido un contacto directo y prolongado y/o repetido con la persona infestada durante el mes anterior al inicio de los síntomas. No tratar los contactos es una causa frecuente de reinfecciones.

La permetrina en crema al 5% es el tratamiento de primera elección en la mayoría de situaciones. Es el tratamiento tópico más efectivo, mejor tolerado y con menor toxicidad. Está indicado en adultos y niños mayores de 2 meses. La permetrina se absorbe muy poco a través de la piel y se elimina rápidamente, por lo que no debes preocuparte si estás embarazada o lactando. Se debe aplicar directamente en la piel, por todo el cuerpo desde el cuello (empezando detrás de las orejas) hasta la punta de los pies. Hay que tener especial cuidado con la aplicación del tratamiento en las zonas clave (dónde vive el ácaro) como los espacios interdigitales de manos y pies, bajo las uñas, axilas e ingles, genitales externos y pliegue interglúteo. La cantidad de crema también es importante. Normalmente 30 gr. de crema son suficientes para una aplicación individualizada en un adulto (medio envase de 70 gr aproximadamente), o 20 gr. en un niño (medio envase de 40 gr).

Vamos a resumir los puntos clave del tratamiento en forma de “check-list”, para que los tengas y te pueda ser de utilidad:

• Iniciar el tratamiento de contactos estrechos y convivientes a la vez (en un periodo no superior a 24h).
• Cortar las uñas antes del inicio el tratamiento para evitar que el parásito se acumule bajo las mismas.
• Lavar todo el cuerpo con agua y jabón abundante.
• Aplicar una capa de crema de permetrina sobre toda la superficie del cuerpo recién duchada y seca, desde el cuello hasta los pies (incluidos). Como si se tratara de crema hidratante, en cantidad suficiente y masajeando para que se absorba (no vale dejarla untada como mantequilla).
• Aplicar la crema con especial cuidado en los pliegues cutáneos: entre los dedos, debajo de las uñas de los dedos de las manos y los pies, entre las nalgas, bajo los pechos, en genitales externos, etc.
• Dejar actuar la crema durante 12 horas (mínimo 8 horas), preferentemente por la noche, sin enjuagarse la crema ni lavarse las manos hasta la mañana siguiente.
• Por la mañana, a las 8-12 horas del tratamiento, lavar de nuevo todo el cuerpo con agua y jabón abundante. Preferiblemente con agua fría o templada, con agua caliente la piel irritada puede picar.
• Utilizar ropa limpia después y cambiar la ropa de la cama (sábanas, cojines, …).
• Repetir el mismo procedimiento 1 vez por semana durante 2-4 semanas. En total, se habrán realizado de dos a 4 aplicaciones nocturnas separadas entre ellas por una semana. Tu dermatólogo te indicará cuantos ciclos de tratamiento realizar (yo suelo inidicar de 3 a 4).

Además, hay algunas consideraciones específicas a tener en cuenta:
• En niños hasta los dos años, ancianos e inmunodeprimidos también se aplicará en la cabeza, cuello, cara y orejas.
• A los bebés y niños se les pueden poner guantes y calcetines para que no se chupen los dedos.
• Hay que evitar en todos los pacientes el contacto con los ojos y no se puede aplicar sobre heridas ni mucosas, ni en casos de irritación persistente de la piel.

Si el tratamiento con permetrina falla existen alternativas. Una de ellas es el uso de ivermectina oral. Hay que tomar una dosis de 200 mcg/kg (en una o varias pastillas, tu dermatólogo te dirá la dosis que debes tomar) en un mismo momento y repetirlo al cabo de una semana. Es eficaz y seguro, y es el tratamiento de elección en el control de brotes epidémicos o familias con muchos convivientes. Está contraindicado en niños con peso inferior a 15 kg, embarazadas y en situación de lactancia.

También existen otras cremas acaricidas que contienen benzoato de bencilo o azufre precipitado (para bebés de menos de 2 meses) que se aplican en pautas diferentes y deben ser formuladas por los dermatólogos. En cualquier caso es importante que el dermatólogo lleve un control del caso para asegurar su resolución y ajustar el tratamiento en caso necesario.

Además del tratamiento acaricida, puede que sea necesario instaurar tratamiento sintomático para el picor. Se pueden utilizar antihistamínicos orales o cremas tópicas con corticoides siguiendo las indicaciones del dermatólogo. Si estas con este tipo de tratamientos puede desaparecer el picor incluso aunque no se resuelva la parasitación, por lo que no faltes a las revisiones para poder asegurar una curación completa.

Otro punto muy importante para resolver por completo una sarna es el cumplimiento de las medidas higiénico-ambientales. Y ¿En qué consisten?

Son una serie de medidas ambientales que deben realizar tanto los casos confirmados como los contactos de los mismos y que son tan importantes como el tratamiento médico. Estas medidas determinan, en gran parte, la correcta erradicación del parásito y permiten evitar una posible reinfestación del individuo. Asimismo, es imprescindible que se realice el mismo día que se inicie el tratamiento médico.
Toda la ropa, sábanas, toallas, etc. utilizadas por la persona infestada o contactos cercanos durante los 7 días antes de aplicar el tratamiento y la que se ha utilizado durante el tratamiento puede estar infestada de ácaros o huevos y se debe tratar. También habrá que limpiar los muebles tapizados, sofá, alfombras y otras superficies de su domicilio y espacios habituales.

A continuación, se detallan las medidas a realizar:
• Ropa o material lavable (prendas de vestir, sábanas, …): se pondrá en la lavadora con agua caliente (mínimo 10 minutos a 60ºC) o en la secadora en un ciclo caliente durante 20 minutos para erradicar tanto los ácaros como los huevos. Hay que asegurarse de que esta ropa se recoja con guantes de un solo uso, se transporte en una bolsa de plástico y se vacíe directamente a la lavadora para evitar contaminar otras superficies.
• Ropa o material que no se pueda lavar (mantas, almohadas, zapatos y abrigos, por ejemplo): directamente se debe poner en una bolsa de plástico bien cerrada durante 7-21 días como mínimo y después ventilarla 24 horas antes de volver a utilizarla (se puede realizar el vacío o semivacío con un aspirador y una goma de pollo o goma para el pelo).
• Sofás, muebles, asientos del coche: limpieza con agua y jabón o aplicar insecticidas y, posteriormente, pasar la aspiradora a fondo. Se debe aspirar preferiblemente con boquillas pequeñas que favorezcan importantes flujos de aspiración. La bolsa de la aspiradora y los filtros deben cambiarse después de cada actuación. Estos objetos se pueden cubrir con fundas de plástico para evitar el contacto directo con la ropa. En estos casos, hay que limpiar y desinfectar diariamente el plástico con lejía.
• Superficies duras del mobiliario: limpieza y desinfección rutinaria con lejía o sistemas de limpieza a vapor que pueden alcanzar temperaturas de vapor de más de 120°C.

Además, se debe tener en cuenta:
• Las personas afectadas no tienen que volver a la escuela o lugar de trabajo hasta pasadas 24 horas de haber hecho la primera tanda de tratamiento.
• No se compartirán ropa ni toallas.
• El personal que recoja y/o lave la ropa debe utilizar guantes desechables.
• No rascar. El rascado puede hacer que las lesiones de la piel se infecten.
• No es necesario fumigar.

Si los signos y los síntomas persisten pasado un mes de finalizar el tratamiento o se identifican nuevas lesiones, puede ser indicativo de que éste haya fallado y hay que confirmarlo con una visita médica presencial.
Las principales razones del fracaso del tratamiento son:
• En bebés y niños por chuparse los dedos. Esto retira la permetrina y hace que en estas zonas no sea efectivo el tratamiento. Se puede evitar usando guantes o manoplas.
• En adultos por lavarse las manos cuando aún no hace ni las 8 horas de la aplicación de la permetrina. Si se lavan antes hay que volver a aplicar la permetrina.
• No identificar ni tratar todos los contactos. Esto puede pasar porque no nos acordamos de todos los contactos, no les avisamos por miedo al rechazo social frente a la sarna porque estos contactos no tienen síntomas y deciden no tratarse en contra del consejo médico, o por miedo a posibles toxicidades derivadas del tratamiento (esto suele pasar en embarazadas, mujeres lactantes y niños pequeños o bebés).
• Contacto continuo con personas infestadas no tratadas (esto va ligado al punto anterior, si bien hay algunos pacientes que no desarrollan clínica y pueden ser fuente de contagio).
• Aplicación mal hecha (no lo ponemos en toda la superficie que debemos ni masajeamos suficientemente), insuficiente del escabicida (ponemos poca cantidad).
• No hacer todas las tandas de tratamiento pautadas.
• Tratamiento y limpieza ambiental inefectiva, sobre todo sofás, cojines, colchones y asientos del coche, zapatos, muñecos de peluche, juguetes de ropa.
• Resistencia al acaricida (esto suele ser poco frecuente y suele estar favorecido por tratamientos mal hechos que propician la aparición de ácaros resistentes al mismo).
• Diagnóstico incorrecto de sarna (si te ha visto un dermatólogo es raro, si bien puede pasar).

Y ¿Qué pasa después del tratamiento?

La sarna deja de ser contagiosa a las 12 horas posteriores a realizar el tratamiento correctamente y al cabo de 24 horas de la primera tanda de tratamiento ya no es necesario el aislamiento. Ahora bien, en situaciones de brote (especialmente en residencias o escuelas) pueden ser necesarios más días y de inicio recomendar 7 días de aislamiento, es decir, hasta el día siguiente de la segunda aplicación del tratamiento.

Dado que los síntomas de la sarna se deben a una reacción de hipersensibilidad (alergia) a los ácaros y a sus heces, el picor puede persistir hasta 6 semanas después del tratamiento (en algunos casos algo más). Esto se conoce como PRURITO POSTSARNA. Normalmente este disminuye al cabo de uno o dos días después del tratamiento, pero puede continuar con menor intensidad, aunque todos los ácaros y los huevos hayan muerto. Para que la piel se recupere cuanto antes se recomienda utilizar cremas hidratantes o emolientes y mantener la piel limpia y seca. En casos concretos puede mantenerse el tratamiento sintomático del picor con antihistamínicos orales y un corticoide tópico suave.

Además, es recomendable la realización de una consulta médica a las 2-4 semanas después de finalizar el tratamiento para valorar la erradicación del parásito, por eso es muy probable que tu dermatólogo te cite tras acabar el mismo e insista en que vayas incluso aunque no tengas nada de picor.

Quizá ahora que sabes un poco más sobre sarna te preguntarás ¿Cómo se puede prevenir la sarna?

No es algo tan sencillo, pero si sabes de alguien que tenga escabiosis debes evitar el contacto directo (piel con piel) con la persona infestada hasta pasadas 24 horas de la realización de la primera tanda de tratamiento.
Además, ante un caso diagnosticado o con alta sospecha de sarna, se tratarán preventivamente las personas que hayan tenido contacto íntimo o prolongado con la persona afectada, así como la pareja o contactos estrechos. Todos deberán iniciar el tratamiento al mismo tiempo con una demora no superior a 24h para prevenir la reinfección.
También debes saber que ante la presencia síntomas sospechoso de sarna entre los compañeros, y sobre todo dentro de la familia de la persona afectada, se debe consultar con un especialista.

Recursos y listados de comprobación:

Tratamiento médico

• Inicio del tratamiento de contactos estrechos y convivientes a la vez (en un periodo no superior a 24h).
• Cortarse las uñas antes de comenzar el tratamiento.
• Lavarse todo el cuerpo con agua y jabón abundante previo a la aplicación de la crema acaricida.
• Aplicación de una capa de crema de permetrina al 5% sobre toda la superficie del cuerpo recién duchada y bien seca, desde el cuello hasta los pies (incluidos).
◦ En niños hasta los dos años, ancianos e inmunodeprimidos también se aplicará en la cabeza, cuello, cara y orejas.
◦ Hay que evitar en todos los pacientes el contacto con los ojos y no se puede aplicar sobre heridas ni mucosas, ni en casos de irritación persistente de la piel.
◦ Insistir en zonas con mayor concentración de ácaros: entre los dedos, en las muñecas, debajo de las uñas, entre las nalgas, bajo los pechos y los genitales externos.
• Dejar actuar la crema durante toda la noche (de 8 a 12 horas), sin enjuagar.
◦ A los bebés y niños se les pueden poner guantes y calcetines para que no se chupen los dedos.
◦ En caso de lavar las manos antes de que pasen 8h de la aplicación e tratamiento hay que reaplicar.
• Por la mañana, después de 8 a 12 horas de la aplicación del tratamiento, nuevo lavado de todo el cuerpo con agua y jabón abundante preferiblemente con agua fría o templada.
• Utilizar ropa limpia después.
• Repetición de el mismo procedimiento de forma semanal según te haya especificado tu dermatólogo

Medidas higiénicas y conductuales

• Inicio el mismo día que se empieza el tratamiento médico (también en contactos y convivientes)
• Ropa o material lavable, se pondrá en la lavadora con agua caliente, mínimo 10 minutos a 60ºC; o utilizar la secadora en un ciclo caliente durante 20 minutos.
• Ropa o material que no se pueda lavar (mantas y cojines, por ejemplo) directamente se debe poner en una bolsa de plástico bien cerrada durante 7 días como mínimo y a continuación ventilar durante 24 horas.
• Sofás, muebles, asientos del coche: limpiar con agua y jabón o insecticidas y, posteriormente pasar la aspiradora a fondo, preferentemente con boquillas pequeñas. La bolsa de la aspiradora y los filtros deben cambiarse después de cada actuación.
• Superficies duras del mobiliario: limpieza y desinfección rutinaria con lejía o sistemas de limpieza a vapor en que se pueden alcanzar temperaturas de vapor de más de 120°C.
• No compartir ropa ni toallas.
• No asistir a la escuela o lugar de trabajo hasta pasadas 24 horas de haber hecho la primera tanda de tratamiento.

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